Cuando veas un jardín maravilloso felicita al jardinero, pero no dejes de buscar al amo del lugar para agradecerle haberlo hecho posible.
Cuando un jardín te resulte triste y abandonado consuela al jardinero y aléjate del amo del lugar.

martes, 19 de marzo de 2013

Chipre. Una segunda opinión



¿"LA PRIMERA IMPRESIÓN ES LA QUE CUENTA"?

Como suele pasar, un primer vistazo no basta. 

Menos todavía deberíamos conformarnos con lo que las cosas aparentan ser. 

O lo que alguien quiere que parezcan... 


Que lo de "la era de la información" está resultando una broma macabra.


La culpa es de Merkel


Por John Müller
De esta última crisis del euro, la culpa no es de los chipriotas, es de Angela Merkel y de su Gobierno, y no perdáis tiempo buscando explicaciones. La culpa no es de un sector bancario hipertrofiado que llegó a poseer 128.000 millones en activos en un país con un PIB de 17.000 millones, es de Merkel.
La culpa no es de unos bancos que aceptaron sin mirar 21.000 millones de oligarcas rusos y otro tanto de millonarios árabes (de difícil justificación) sin hacer preguntas, como advirtió el servicio secreto alemán en noviembre. Ellos practican International Personal Banking y «optimización fiscal» y Merkel, en cambio, es de moral protestante.
Ni siquiera la culpa es de los managers que invirtieron el 50% -sí, el 50%- en bonos griegos por patriotismo (Chipre es medio griego) aunque sabían que se arriesgaban a perderlo todo. No, es de Merkel.
La culpa no es de Sigmar Gabriel, el simpático líder socialdemócrata alemán, que le cortó toda retirada a la canciller: «No puedo imaginarme al contribuyente alemán salvando a unos bancos chipriotas cuyo modelo de negocio está basado en permitir la evasión fiscal». La culpa entera, claro, es de Merkel.
Tampoco es del patético ex presidente chipriota, el comunista Dimitris Christofias, un autócrata formado en el Komsomol soviético (quizá de allí tantas cuentas rusas), que ni siquiera consultaba a sus ministros, al parlamento o al banco central. The Guardian, un diario nada sospechoso de animadversión, le acusó en diciembre de conducir al país «a un lamentable estado». Christofias fue el que se obcecó en mantener en su puerto el barco con explosivos para Hezbolá que estalló en 2011 y voló la única planta eléctrica del país. También respaldó al presidente de uno de los dos grandes bancos, el Marfin Laiki, cuando éste trasladó su sede a Grecia pese a la oposición del banco central. Su última tontería fue no negociar que su banca se integrara con la griega cuando se decidió la famosa quita. Ahí, este genio de la economía, hundió al país. Pero no, la culpa es de Merkel.
Tampoco parece que la responsabilidad sea del flamante sucesor, Nicos Anastasiadis, un dirigente débil que juega a eso de «culpar a Europa de lo que tengo que hacer». Anastasiadis se apoya en medias verdades para esquilmar los depósitos de su pueblo en vez de empezar por facturar a los accionistas y acreedores de los bancos. Pero claro, eso supondría acabar con el chollo de sistema financiero que han creado y del que esperan seguir viviendo. Schäuble le recordó ayer que no es idea alemana el atraco a los depositantes. Pero no, la culpa es de Merkel.
Y es de Merkel, también, por permitir que el tal Anastadiadis juegue con el prestigio de la zona euro ahora como antes hizo Papandreu. Y porque hace cuatro años no se puso firme y vetó el ingreso de Chipre en la moneda única. Porque se dejó engañar con la certificación de la OCDE de que se cumplían 40 directivas antiblanqueo. Y de paso de Christine Lagarde, del FMI, que la ha apoyado. ¿Os acordáis quien entregó al ministro griego la lista de evasores fiscales, aquélla que se perdió? ¡Qué no sabrá Lagarde de la banca chipriota! Pero no, la culpa es de Merkel. Y es mejor que lo sea porque cualquier otra consideración nos deja desnudos ante nuestra propia inopia.
john.muller@elmundo.es

2 comentarios:

  1. Muy bueno este artículo del subdirector de El Mundo. Y además todo lo que dice es absolutamente cierto. La Merkel conoce perfectamente a los mafiosos de toda la zona Euro y ha jugado a enriquecer a sus bancos alemanes a cuenta de ellos.

    Estamos en el VI Reich y si alguien no lo para terminaremos todos menos Francia siendo un Lander alemán. O peor, una colonia.

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    1. Pues yo, amigo Javier, casi que me alegraría. Mejor ser un Lander alemán que una colonia, pero en los dos casos me imagino entonces en una sociedad con unos mínimos de decencia. Cosa que ya he desestimado que ocurra siendo españoles.

      Saludos

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