Es usual entre los integrantes nuestra Casta verles y oírles felicitarse por lo bien que lo hacen. No hay ocasión de que uno haya errado en nada, ninguno ha cometido actos impuros y es por eso que, rompiendo toda estadística, no hay oportunidad ni razones para dimitir o ser cesado entre La Casta políticoparasitaria.
Escribí en otros lugares y en otros momentos que toda la familia de mi madre, toda la familia de mi padre y toda la familia de mi suegro (son los tres casos más cercanos a mí) TODOS NACIERON POBRES Y TODOS LLEGARON A TENER UNA POSICIÓN ACOMODADA al final de sus vidas laborales, ya en los 70's del siglo pasado.
Hoy se me ha ocurrido una cita (mía ¿eh?) para la posteridad, que sin duda aparecerá en los todos los libros de texto del año 3022: "Cuando veas un jardín maravilloso felicita al jardinero, pero no dejes de buscar al amo del lugar para agradecerle haberlo hecho posible.
Cuando un jardín te resulte patético, triste y abandonado consuela al jardinero y aléjate del amo del lugar".
Este profundísimo pensamiento, que me ha dejado tan agotado una vez parido, lo han traído mis musas de mala gana (no suelen trabajar mucho) y lo han traído por razones nada políticas.
Es mas bien un ¿por qué tan a menudo los méritos se los lleva la persona equivocada? o un ¿es casualidad que los mejores, los BUENOS con mayúsculas, estén casi siempre calladitos y que no tengan su claque después de muertos, que acaben en el olvido o en el repudio general?.
(Es notorio para cualquiera que los que más ves y a los que más se les oye suelen ser los fantasmas del lugar, los bocas, los que se echan flores continuamente y que tienen como un don especial para la crítica).
Volviendo al principio de la hoja, el amo del lugar durante los años en que las familias españolas venían de un pasado horrible, que gozaban de un presente tranquilo y que tenían un futuro prometedor... ese amo del lugar, ese señor, no ha recibido - en su recuerdo - otra cosa que reproches. En cambio los amos del lugar después de ese señor nos lo han roto todo, incluida la alegría y la esperanza. Han sido mala gente con su gente, pero cada uno de ellos habla de su bondad y de su valía como jamás llegó a auto-alabarse el otro.
La gente sigue hablando mal del otro y disculpando mucho a estos, sino aplaudiéndoles. Y eso hoy, porque hace nada los tenían en un altar.
"Es de bien nacidos ser agradecido", le diría yo a la gente.
"Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces", le diría yo a nuestros amos modernos.
"Hay un momento para la ira", os diría a todos.
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