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viernes, 8 de febrero de 2013

¡ADIOS A LA TRAMPA IZQUIERDA-DERECHA!


  • (No aquí, claro. En los países nórdicos, por supuesto, ¿dónde si no?. Ellos saben que nosotros valemos para venir a vernos de vacaciones, no para imitarnos en nada. Lo tienen claro: "...mientras funcione un servicio...", "...se salen de las retóricas habituales...", "...los colegios privados compiten sin problemas con los públicos a pesar de que el acceso a la educación es universal", "El Estado es popular no porque sea grande sino porque funciona", ... ¡Ay! el pragmatismo, ese sí que es un buen ismo en política)




  • El nuevo supermodelo nórdico de Estado: adiós a la retórica de izquierda y derecha


  • Pragmatismo estatal: mientras funcione un servicio, da igual quién lo preste
  • "Milton Friedman se sentiría más como en casa en Estocolmo que en Washington"
  • La principal lección que se debe extraer es práctica, no ideológica


El semanal británico The Economist realiza en su último número un análisis del éxito de los países nórdicos, y alaba su modelo político y económico, basado en el pragmatismo y que se sale de las retóricas habituales de izquierda y derecha que dominan la política de la mayoría de los países occidentales. Islandia recoge los frutos de su estrategia anticrisis.
En su presentación, la revista recuerda que los países más pequeños muchas veces están mejor preparados para reformarse, y en parte el éxito de Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia se debe a ello. Los nórdicos son líderes en competitividad, pero también en sanidad pública y felicidad; han evitado los problemas económicos del sur y la extrema desigualdad de EEUU, e incluso han dado un gran salto a nivel cultural y de innovación. ¿Cómo lo han logrado?

Una crisis de deuda anterior y un modelo de Estado eficiente

Evidentemente, las razones son muchas y variadas. Una poderosa es la suerte: estos países tuvieron que manejar su propia crisis de deuda en los años 90, dejándoles bien preparados para el futuro. Pero más importante es cómo han reformado el sector público, haciendo que el Estado sea mucho más eficiente y receptivo.
Esta realidad choca tanto con la percepción habitual de la izquierda europea de un "superestado", como con las críticas de los sectores más conservadores de EEUU. Ambas, según The Economist, están totalmente desfasadas.
Si bien es cierto que en los 70 y los 80 los nórdicos tenían un gran sector público (en Suecia el gasto público alcanzó el 67% del PIB en 1993) y unos impuestos altísimos, la tendencia ha cambiado. De nuevo, el ejemplo es Suecia, cuyo gasto público ha caído en 18 puntos porcentuales y se sitúa por debajo del de Francia; de seguir así, pronto será menor también que el de Reino Unido. Los impuestos también han caído: el de Sociedades, por ejemplo, es del 22%, menor que el de EEUU. Y tienen las cuentas cuadradas: el déficit actualmente es del 0,3% del PIB.
El pragmatismo nórdico se ha trasladado definitivamente al sector público. Mientras funcione, no tienen problema en quién sea el que lo proporcione.Dinamarca y Noruega, por ejemplo, permiten que firmas privadas gestionen hospitales públicos, mientras que en Suecia los colegios privados compiten sin problemas con los públicos a pesar de que el acceso a la educación es universal. "Milton Friedman se sentiría más como en casa en Estocolmo que en Washington", asegura la revista británica.

Transparencia y tecnología a la hora de gobernar

Además, un aspecto donde llevan claramente la ventaja respecto a otros Estados occidentales es en transparencia y en tecnología. El Gobierno mide los rendimientos de hospitales y escuelas, pero a su vez los gobernantes se ven obligados a la mayor transparencia: Suecia, por ejemplo, permite el acceso público a todos los datos oficiales. No es raro que los políticos puedan ser vilipendiados si cambian las bicicletas por limusinas. Además, son pioneros en el denominado e-gobierno: se pueden pagar los impuestos vía SMS.
Aunque todo ello pueda parecer el sueño del thatcherismo, el modelo nórdico también da respuestas para algunas demandas de la izquierda, combinando capitalismo competitivo con un Estado fuerte y grande: el sector público empleo alrededor del 30% de la población activa, frente a un 15% de media en la OCDE.
Sin embargo, este apego por lo público no les impide dejar a algunas empresas icónicas que quiebren, como Saab, o que sean compradas por inversores extranjeros (Volvo está controlada por la china Geely). Pero también piensan en el largo plazo, como el fondo soberano noruego, y tratan de suavizar las consecuencias más extremas del capitalismo, como por ejemplo en Dinamarca, cuyo sistema de flexiseguridad permite un despido barato pero da mucha cobertura a los desempleados.

Un modelo con lagunas pero válido para ricos y pobres

A pesar de las alabanzas a este nuevo "supermodelo", The Economist cree que todavía tiene algunas lagunas. El gasto público es alto, y sus niveles de impuestos todavía hacen que algunos emprendedores elijan otros países para implantarse. La globalización y la competencia global pueden obligar a estos países a seguir reformándose.
Sin embargo, su modelo puede servir de espejo tanto para las estancadas economías europeas como para las crecientes economías asiáticas. En el primer caso, cómo seguir siendo competitivas y en el segundo cómo construir un Estado del Bienestar sostenible. No es extraño que China se fije en el modelo noruego.
Para concluir, la revista asegura que, con todo, la principal lección que se debe extraer del éxito nórdico no es ideológica, sino práctica. El Estado es popular no porque sea grande sino porque funciona, lo que hace que los ciudadanos sean más proclives a pagar impuestos. Los gobiernos han llevado a cabo reformas obviando las presiones de sindicatos y patronales. Se pueden introducir mecanismos de mercado en el Estado del Bienestar para que funcione mejor.
"Pero debes tener la voluntad de acabar con la corrupción y los intereses creados, y debes estar preparado para abandonar las ortodoxias agotadas de la derecha y la izquierda y buscar buenas ideas en todo el espectro político", destaca.
"El mundo estará estudiando el modelo nórdico en los años venideros", concluye la revista en la introducción a su edición especial sobre los países del norte de Europa.

http://www.eleconomista.es/economia/noticias/4577801/02/13/El-nuevo-supermodelo-nordico-de-Estado-adios-a-la-retorica-de-izquierda-y-derecha.html

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